El terror en sus presentaciones más nobles viene envuelto de sangre, tripas y alguna deformidad facial, con accesorios como sierras eléctricas, garfios, mascaras de hockey o cuchillos oxidados, todos sabemos que tarde o temprano, en estas películas que se desarrollan en medio del bosque, a media noche y de un lugar alejado tarde o temprano nos van a sacar un grito o algo mas.
Cuando vemos alguna película “de’spantos” sabemos que tarde o temprano vamos a soltar uno que otro grito, manotazo o ya de perdida vamos a engarruñar la pierna como si tratáramos de evitar que nos salpicaran de caca, eso ya lo sabemos, y para ello estamos preparados, además pues, la música nos anuncia cuando un momento terrorífico se acerca y hasta apretamos los dientes para no perder el estilo gritando como maricón de estética.
Sin embargo, los momentos mas terroríficos de mi vida, han sido verdaderamente en lugares que nunca los hubiera imaginado, recuerdo que cuando era niño veía con singular alegría las caricaturas, una de mis favoritas (no se por que) eran Tom y Jerry, seguramente por que era un pequeño mentecato, el caso era de que había un episodio en particular en el que por azares del destino, había un ratón blanco que se había tragado una dosis de nitroglicerina en un laboratorio y después de eso se había escapado, luego entonces, había una alerta generalizada en la ciudad para que en caso de alguien de la población encontrara al ratón blanco tuvieran mucho cuidado, ya que podía estallar volando todo en mil pedazos.
Como era de esperarse, Jerry aprovecho la situación y el muy ladino se pinto de blanco para asustar al Imbècil de Tom, quien se la creyó por completo, no recuerdo bien los detalles, pero casi al final de la caricatura, cuando Tom por fin había descubierto la farsa de pintarse de blanco de Jerry para hacerse pasar por el ratón explosivo intenta darle una sopa de su propio chocolate, que bien merecido se lo tenia, pero con lo único que no contaba el idiota de Tom, ¡es que había escogido al verdadero ratón blanco explosivo!,que después de una serie de enredos, los científicos habían dado el anuncio de que la alarma por una inminente explosión a causa del ratón, ya estaba descartada, y un anuncio en la radio rezaba: “el ratón blanco ya no explotará” , pero ¡estaban en un error! Ya que apenas Tom había tocado al verdadero ratón explosivo y ¡Cabum!, todo explota, hasta ahí, todo muy bonito, pero en la siguiente escena se veía una paisaje similar a la de un holocausto ocasionado obviamente por la explosión, cuando de repente un Tom todo quemado y moribundo se levanta de entre los escombros, voltea hacia la cámara y dice: “se los dije”. Esa escena, prácticamente me dejo paralizado del terror. ¿Cómo era posible que Tom teniendo como fondo una escena del post Apocalipsis emitiera esa frase con una voz aguardentosa si Tom jamás hablaba? ¡Que susto peludo que me dio el final de ese mendigo episodio!
Otro terror absurdo, era el que me daba el episodio del chavo del 8, uno en el que no recuerdo por que, ¡todos los personajes eran sonámbulos!, y para poner a tono el set, apagaban la vecindad, era para mi como ver un episodio bizarro de la noche de los muertos vivientes, la primera vez que lo vi recuerdo que por las noches me despertaba a cada rato pensando que en cualquier instante Doña Clotilde iba a entrar por la puerta de mi habitación con los brazos extendidos hacia el frente, iba caminar hacia donde me encontraba, me abrazaría hasta tener mi cara contra la de ella para luego exclamar: ¡Rorro!, ¿espeluznante?, quizás no, pero en verdad que inexplicablemente pasé algunas noches aterrorizado a causa de ese episodio, y hasta la fecha no logro descifrar que es lo que me impactó al grado de que cuando sabia que los iban a trasmitir, como lo han hecho durante toda mi vida, según recuerdo, prefería apagar la televisión.
Por ultimo y para seguir con la línea de lo absurdamente terrorífico, me limitare a decir, que por situaciones que no vale la pena sacar a flote, terminé vergonzosamente con un grupo de amigos que gustaban de ir a visitar las casas embrujadas de Monterrey, ya saben, los clásicos idiotas sin nada mejor que hacer, total que una de las personas que nos juntábamos, aseguraba que su casa estaba embrujada por espíritus malignos, yo decía que eran mentiras y ella me reto a que fuera a su casa, le dije que si, pero iría de día, por eso de que en la noche es cuando salen los vampiros de sus ataúdes, los hombres lobo se transforman y toda lo que dicta el protocolo del terror.
Total que ahí me tienen, ese día por la mañana me entregó sus llaves, por que a estas alturas ella ya no vivía en la casa, fui solo en la casa de esta chica pero de día, solo por si las dudas, entré a la casa y todo normal, hasta estaba bonita la casa, ya saben de esas casas que se nota que han sido decoradas por manos femeninas, total que me cansé de buscar por todos los rincones algún fantasma, abrí todas y cada una de las puertas, de las habitaciones, de los roperos, de los closets y en el pequeño armario que estaba justo en un costado de la sala, en donde se guardan trapeadores, escobas y cosas por el estilo, lo abrí y como en el resto de la casa, no había nada, pero cuando lo estaba cerrando escuché claramente una voz que provenía desde adentro del armario y que decía: “por favor no me encierres”.
Obviamente azoté la puerta, me quede paralizado del terror pensando que quizás lo había imaginado cuando de repente volví a escuchar desde adentro: “por favor no me encierres”, pero ahora también se escuchaban unos golpes, como quien toca con la mano una puerta de madera, ¡no había duda, alguien estaba tocando desde adentro del armario en donde segundos antes no había absolutamente nada mas que artículos de limpieza!, ¿Cómo era posible?, ¡no estaba en medio del bosque, ni a media noche, ni en un castillo en Transilvania, ni siquiera era una voz tenebrosa, era de día en una casa normal, hasta bonita y me encontraba paralizado del terror!, literalmente paralizado del terror, recupere el aliento en los tres o cuatro segundos más largos de mi vida y salí corriendo, creo que sin cerrar la puerta principal. Desde entonces y hasta la fecha, no hay poder humano que me obligue a hacer la limpieza de ninguna casa, mucho menos de la mía, no vaya a ser la de malas y se me vaya a salir algún fantasma que esté por ahí guardado.
Regio!
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